Aquellas unidades que por su naturaleza física están asociadas a la acción directa de la dinámica marina, incluyendo acantilados, playas, dunas y orla litoral, cuyas características físicas le convierten en una unidad geográfica de protección necesaria. Recoge el específico modelado provocado por la acción marina sobre el roquedo, con entrantes o calas y significados, elementos físicos aislados, mogotes o islotes, inmediatos al acantilado, conocidos como "urros". La asociación entre urros, bajíos, acantilados, arenas, dunas y orla, combinan elementos diferentes como la litología, la erosión o la acción del mar, confiriendo al área un carácter excepcional por sus valores ambientales, en este caso físico-naturales.

Engloba la totalidad de las unidades territoriales delimitadas como Estuario-Ría, sometidos a la dinámica mareal. El escenario costero se prolonga por las rías y estuarios sin solución de continuidad, los meandros con su modelado contribuyen a enriquecer el conjunto generando formas asociadas a la dinámica fluvio-marina. Estas áreas confieren al territorio un especial valor desde el punto de vista no sólo físico sino también visual, puesto que contribuyen a la larga percepción hacia el mar y las riberas en el área intermareal.

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 Engloba la Ribera: el espacio asociado a la dinámica mareal y fluvial ocupado mediante relleno u otras operaciones para uso humano (lecho fluvial, marismas, etc.) y el Terrazgo de Ribera: sector de ribera marina o fluvial utilizado para el cultivo agrario sobre espacios generados por la dinámica fluvial o sobre espacios apropiados por la acción humana mediante rellenos u otros análogos. Las riberas son áreas de enorme valor que han sido reconocidas generalmente como de las más relevantes en la estructura del territorio, no sólo porque se configuran como un ecosistema complejo, sino también desde las perspectiva del riesgo natural o ambiental. No debe olvidarse tampoco la perspectiva histórica cultural ligada a la utilización de las mismas.

Corresponde a la totalidad de las unidades territoriales donde el carácter físico dominante es la vegetación autóctona tales como montes de encinares y rodales de frondosas atlánticas, bosques en galería y vegetación de ribera. De igual manera incluye áreas de vegetación relicta como los encinares costeros, casi siempre mostrando un porte arbóreo o arbustivo. En otras ocasiones comprende áreas de vegetación herbácea o de monte bajo influenciado por su fuerte exposición a fenómenos litorales como los vientos o la salinidad.

 Sectores del litoral que poseen rasgos sobresalientes por su excepcionalidad o singularidad física (como el Monde Candina o La Masera), y por su interés científico y cultural (La Arnía, Ensenada de Calderón, etc.), por sus caracteres geomorfológicos o por su incidencia como escenario o telón de fondo de espacios o elementos de valor cultural destacados (loma de Rubárcena en Comillas) en relación con la Universidad Pontificia. Son sectores del litoral que por sus caracteres físicos, visibilidad o configuración y morfología agraria, excepcionalidad y percepción social, cuentan con un valor cultural sobresaliente y deben ser objeto de protección integral.

 La protección litoral engloba las rasas marinas y el territorio rural más directamente asociado con la presencia del mar con el objetivo de conformar un área costera referencia de lo que nuestra sociedad conoce como territorio litoral. La naturaleza de la rasa litoral, espacio llano predominantemente horizontal situado sobre la plataforma litoral y elevado como consecuencia de los movimientos verticales experimentados por la cosa, presentando un alto grado de exposición respecto del mar y las rías. Esta categoría de protección pretende preservar la identidad de un territorio, tradicionalmente dedicado a espacios de cultivo y espacios asociados al mismo, como áreas productoras de matorral, conocidas como jerras o sierras. Este tipo de ocupación histórica ha configurado un modelo y representa una seña de identidad del territorio costero de Cantabria.

Se encuentran en esta categoría aquellas áreas próximas a los núcleos urbanos relacionados con los procesos de periurbanización inducidos por la autovía y los situados en el entorno de la Bahía de Santander. Se trata en general de espacios rurales en el entorno de las áreas periurbanas más dinámicas, sometidos a procesos de transformación de la mano de la implantación de usos que han modificado su estructura territorial. Su denominación responde a la vocación de estos sectores de servir como charnela entre la organización tradicional de su territorio con un marcado carácter todavía rural y sus núcleos urbanos.

 Esta área engloba la totalidad de las unidades territoriales de terrazgo de monte que no estén incluidas en la categoría de protección litoral y los espacios de organización rural tradicional en forma de mieses, preservados de la edificación, solo ocupados por cultivos y diversos elementos de vegetación natural, además de elementos como muros de piedra o las orlas vegetales delimitadoras de las mieses siempre que no estén afectados por la presencia de fenómenos cársticos o sean áreas de máxima exposición visual.

Esta área comprende sistemas forestales o espacios ocupados por vegetación arbustiva de matorral o arbórea diferente a la señalada anteriormente en la categoría de Protección Ecológica, y en la cual los usos de producción pueden compatibilizarse con la protección.

Área No Litoral (N/L) El Área No Litoral comprende el territorio de los municipios costeros no afectado por los fenómenos físicos relacionados con la dinámica litoral. En estas áreas serán los ayuntamientos los que planifiquen dónde, cómo y cuándo desarrollar sus futuros crecimientos respetando los criterios y directrices generales presentes en este Plan.